Objetivo Biden. La Columna de Miguel Ángel, 22 de octubre de 2020

Objetivo Biden: Recuperar un país sumido en una crisis social y económica

En unos días el mundo se enfrenta a una de las elecciones más cruciales de los últimos 50 años, aunque sólo tengan derecho de decisión los ciudadanos americanos. Las encuestas de manera machacona y desde hace dos años anticipan una victoria demócrata. Biden accedería a la Casa Blanca como el presidente de más edad en la historia del país, e iría acompañado de la primera mujer como sucesora en caso grave, Kamala Harris. Se encontrará el país más dividido desde la Guerra de Secesión, a mediados del siglo XIX. ¿Qué quiere hacer? pero, sobre todo, ¿qué podrá hacer si finalmente ocupa el Oval?

Por Miguel Ángel Temprano
CEO Orfeo Capital
22 de octubre de 2020
Tiempo de Lectura. 7:30min.

En menos de una semana, la madrugada en Europa del 3 al 4 de noviembre, conoceremos quién va a gobernar en la todavía primera potencia mundial, los EE. UU. Nunca la elección de quién se siente a mandar en el Oval ha sido irrelevante, pero esta vez, después de cuatro años de mandato del presidente más errático de la historia moderna, el resultado de la elección es, si cabe, más relevante.

Hace dos años, y después de un profuso análisis de los resultados de las elecciones de mitad de mandato en los EE. UU., nosotros predijimos que el nuevo inquilino sería un demócrata si este no era un radical. Apostábamos por Biden, cuando este todavía ni se había postulado oficialmente.

Hoy las encuestas apoyan nuestra predicción de hace dos años. Ver video.

“Biden se va a encontrar un país que además de estar inmerso en una recesión, está sumido en la mayor división de sus conciudadanos desde la guerra de secesión”.

Pero si Biden gana ¿qué hará? Se va a encontrar un país que en el 2020 va a caer un 4% en su PIB, con un índice de desempleo del 9,4% y con un déficit fiscal del 16% y que va a generar que antes de que se aplique ninguna medida adicional de déficit, este se eleve al 5% de manera perpetua, provocando que para el 2025 la deuda pública llegue al 200%.

Y todo lo anterior en un país sumido en la mayor división entre sus conciudadanos desde la Guerra de Secesión, allá por mitad del siglo XIX.

Las encuestas no solo dicen que los demócratas conquistarán la Casa Blanca, sino que además del Congreso lograrán la mayoría en el Senado. Ahora bien, independientemente de cómo consigan la mayoría, si por tener más de 50 escaños o gracias al voto de desempate del presidente de la cámara (que le correspondería a Kamala Harris en su condición de vicepresidenta de la nación), es imposible que consigan los 60 escaños necesarios para impedir el filibusterismo en el Senado.

Los senadores mantienen desde los orígenes del Senado la prerrogativa de utilizar una argucia oratoria para impedir que determinadas leyes lleguen a aprobarse. Con el fin de limitar el filibusterismo hace bastantes años se dictó una norma interna que ante la solicitud de la mayoría se puede aplicar la cláusula 22 o cláusula “clouture” por la cual el filibusterismo quedaría sin efecto. Pero parece improbable que estando sentado en la Casa Blanca un Presidente que ha sido un respetuoso senador por 32 años se invoque esta cláusula.

“Biden es un líder pragmático que intentará utilizar la fuerza del sistema desde dentro para conseguir sus objetivos”

Así pues, sólo queda esperar a este respecto dos cosas para la próxima legislatura: la negociación entre los partidos (muy dañada durante la administración Trump), y que Biden renuncie a la aplicación de parte de su programa electoral. Y creo que es un escenario donde Biden va a saber moverse muy bien.

Se dice que hay dos tipos de líderes: los visionarios que intentan innovar para crear riqueza y los pragmáticos que intentan maximizar el sistema utilizando su fuerza desde dentro. Biden sin duda es uno de estos últimos.

Como moderado está acostumbrado a la negociación y al acuerdo, y va a tener que lidiar con un país dividido políticamente, pero se va a encontrar en sus filas con un ala radical de izquierda, cada vez más fuerte dónde la figura emergente de la congresista neoyorkina OcasioCortez tiene cada vez más peso, y eso en un país que según la encuesta de Gallup al único candidato que nunca votarían de manera mayoritaria los americanos para presidente sería a aquel que, como ella, se autodenominase socialista.

Biden ni es un economista ni su carrera política se ha caracterizado por versar mayoritariamente sobre estos temas económicos, más bien han sido sobre el sistema judicial y sobre todo sobre política exterior, motivo por el cual ya dijo el presidente Obama que le había elegido compañero de papeleta electoral. Pero la situación, aunque no sea la que le hubiera gustado, es la que es, y con ella deberá lidiar.

Ya ha dicho que su prioridad serán los estímulos económicos. Pretende gastarse hasta un 3% adicional del PIB en gasto público, aunque es de prever que esa cifra sea imposible de consensuar y se quede entre el 1 y 2% del PIB, cifra que puede rondar los 3 Billones de dólares ($3.0 Trn).

“El principal foco de las inversiones durante su administración estará focalizada en las infraestructuras verdes, con el objetivo de neutralizar la huella de carbono en 10 años.”

Como parte del New Green Deal, Biden pretende gastarse el 33% de ese incremento del gasto en infraestructuras verdes, como la mejora de la red eléctrica, el aumento de puntos de carga eléctrica para coches y sobre todo el 5G. Pretende conseguir el más que ambicioso objetivo de que la generación de carbono sea neutra en diez años.

Consciente del problema educativo que pesa sobre el país, pretende dedicar un 21 % de ese incremento de gasto en estímulos fiscales para los estudios en familias con rentas inferiores a los $125.000. Al igual que pretende abrir la mano a la inmigración, pero ni mucho menos a toda, sino a aquella que esté más cualificada.

El tema sanitario es más que una patata caliente. Él no fue de los primeros en la fila a la hora de proclamar las bondades del programa ObamaCare, y por lo tanto no es de esperar que lo relance, aunque ya ha dicho que espera gastar un 20% del incremento de gasto publico en sanidad. Pero si al final la Corte Suprema, con una amplia mayoría de jueces de tinte conservador, tumba el ObamaCare algo tendrá que hacer para no dejar sin asistencia sanitaria a millones de americanos que actualmente se benefician de él.

Pero que nadie espere, porque ya lo ha desmentido, un sistema sanitario como el que proponía Sanders, de sanidad gratuita y universal. Esas ideas son europeas, pero muy mal vistas y poco aceptadas al otro lado del charco.

Quien crea que va a revertir las medidas proteccionistas de Trump de manera absoluta, que espere sentado. Irá hacia un proteccionismo suave, dónde se impondrán medidas como que el acero a utilizar en las obras públicas deba ser americano, o los barcos que transporten mercancías entre puertos americanos también deban ser americanos, pero con seguridad se aliará con sus aliados históricos -los europeos- para luchar contra la hegemonía, sobre todo tecnológica, de China. En los EE. UU el recelo actual hacia los chinos es imperante en el 73% de los americanos y no es de esperar que Biden quiera aparecer de la noche a la mañana como el amigo americano de los chinos, por lo que las sanciones a Huawei se mantendrán, al menos en el corto y medio plazo.

Subirá los impuestos, pero de manera controlada a solo el 1% de la población, por lo que no habrá el quizá necesario programa de reducción del déficit fiscal. La situación económica no permite atacar el problema desde ese punto, aunque sí ha anunciado un incremento a los impuestos empresariales que se ha cifrado en una reducción de aproximadamente el 12% de los beneficios, cifra sin duda importante, pero que parece ser que los mercados financieros ya han descontado.

“Kamala Harris tiene destinado un papel vital en la administración, entre otras cosas porque está destinada a ser la primera mujer que se siente en el Oval.”

Mención aparte merece su compañera de papeleta, Kamala Harris, quién sin duda tiene reservado un papel importantísimo en la administración Biden y la cual está llamada a ser, y quizá antes de ocho años, la primera mujer que se sienta en el Oval, y no porque vaya de visita.

Harris, entre otras muchas cosas, es senadora por California y ya ha demostrado su trato amigable a las Big Tech, la mayoría de las cuales tienen su residencia allí, por lo que no es de esperar que se tome ninguna medida antimonopolio contra ellas. Y tampoco es de esperar que ni Harris ni Biden se enfrenten a las grandes compañías. Biden ha sido senador durante 32 años por el estado de Delaware, un estado que a pesar de su reducido tamaño concentra 2/3 de los cuartes generales de las compañías que componen el Fortune 500. Y nadie cambia sus usos y costumbres a los 77 años.

Ahora será el turno de ver qué compañeros de viaje elige, si al final, como todo parece indicar, es elegido presidente. A pesar de lo que se dice, me cuesta creer que elija a Elisabeth Warren ni como Fiscal General ni como Secretaria del Tesoro. Warren no se ha caracterizado por su moderación, sino más bien por lo contrario. Siendo un moderado, Biden tenderá a buscar figuras moderadas y con prestigio en su equipo. Suenan figuras para la secretaria del tesoro, tan importante en estos momentos, como el actual director financiero de Google, Porat o el miembro de la FED, Brainard.

Todo esto, en siete días.